viernes, 14 de diciembre de 2012

Reflexiones cursilongas

Compártenos en Tumblr
Acabo de hacer la primera compra on-line de mi vida a partir de mi propia tarjeta y, de pronto, me ha dado un... ataque de nostalgia. No por algo que haya hecho hace tiempo y que eche de menos.

Es nostalgia de esa de la que tienes al pensar en aquello que podrías haber hecho y no hiciste, es nostalgia de esa que tienes cuando piensas que ahora podrías estar haciendo aquello que tanto amas.

Se trata del crowdfunding (jamás sabré pronunciarlo sin parecer tonta) que han hecho los de la iniciativa Kboom. No he podido aportar mucho, pero siempre me ha hecho ilusión lo de ayudar a los fanzines y esas cosas.

Fue a partir de que unos compañeros de clase sugirieron crear uno entre toda la clase, Rebote Fanzine. La cosa no fue muy bien y sacamos un solo número y a marchas forzadas, pero lo importante, la sensación y el regusto que aportaron, se quedó grabado a fuego en mi mente.
Me sentía bien sabiendo que estaba participando en un proyecto conjunto que íbamos a ir sacando adelante entre todos y, aunque las cosas no fueran del todo bien, yo había acabado con una agradable sensación de unidad y cooperación.

La sensación de querer algo de atención cuando trabajas en algo así es... necesaria. Si no ves que el público responda, los ánimos van mermando. Igual tienes una obra espléndida y nadie le echa un ojo, pero piensas que es así porque no tiene la suficiente calidad, o porque no es lo tuyo...
Empecé a comprar fanzines a partir de entonces, en Salón de Alicante. Cada vez que te acercas a un stand y los encargados te cuentan algo de su proyecto, se les ve tan ilusionados que no duele en absoluto confiar en ellos.

Meses más tardes, entre un grupo de amigos de la clase, creamos un webzine con el que he dado mucho por culo, Prohibido Spoilers. En formato web porque no teníamos pelas que invertir en formatos físicos, claro. Y menos mal, porque aquello no resultó del todo bien. Unos abandonaron, otros se separaron, otros fueron arrastrados... el caso es que quedamos en plantilla menos de la mitad de los que empezamos. E imagina todo ese lío con dinero de por medio... un caos.

Viendo a esos fanzineros tan contentos y felices, luchando por esa obra por la que tanto han trabajado, sabiendo que, aunque aquello no les dé de comer, lo están disfrutando; viéndoles, me entra la nostalgia.
Y la envidia.
Yo quiero esa ilusión para mí. Quiero poder presentarme en un Salón, plantar un stand con todas las caquitas que pueda y poder decir con una gran sonrisa en la cara "soy fanzinera".

Ahora, los miembros que quedamos del webcomic y unos pocos más que hemos reclutado (o mejor dicho, se han dejado reclutar xD) estamos dándole un vuelco a la revista. Cambiándola de arriba a abajo para poder sentirnos completamente orgullosas de ella. Y nos está costando, y más que nos costará, pero yo me muero de ilusión cada jueves cuando nos juntamos a hablar de ella. Y me entusiasma pensar, incluso imaginar, que algún día, con mucho esfuerzo, podamos plantar un stan en algún Salón y poder decir todas, con una gran sonrisa en la cara "somos fanzineras".

No hay comentarios: